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LO QUE TODOS DEBERÍAN SABER SOBRE LAS ARMAS BLANCAS

Hace unos meses me invitaron a una feria de artesanía. Se realizaba en un bar tipo Irlandés con sus mesas de madera y el buen ambiente que suele reinar en esos sitios.

Nos encontrábamos degustando la hidromiel fabricada por mi colega cuando comenté que en breve impartiría un curso de combate con navaja.

—Me interesa —Exclamó el responsable del brebaje. Su esposa, que estaba sentada en la mesa, intervino en la conversación:

—Pues voy a apuntar a Josefa* (su hija de 16 años) para que aprenda a defenderse.

Como no era el momento ni el lugar para debatir el tema, decidí guardar silencio. Le comentaría luego al padre —cosa que me recriminó pues el marrón de debatir con “la jefa” le tocaría a él— de que el curso no estaba hecho para “niñas”.

Hoy en día parece que no suena muy bien decir eso… Pero hay que llamar a las cosas por su nombre, pues por mucho que algunos quieran, no se puede ignorar la Naturaleza.

Sin embargo, este artículo no va dirigido sólo a “niñas” sino a cualquiera que considere usar un arma blanca como herramienta de autoprotección.

FALSA SENSACIÓN DE SEGURIDAD

Vamos a imaginar el contexto en el que la joven va al taller y aprende un poco de qué va la historia. Si la intención es que aprenda a defenderse con este curso, pues habrá que comprarle una navaja… Digo yo, usando la lógica.

Entonces la chica se pasea por el barrio con su arma en el bolsillo (vamos a pretender que no la lleva en el bolso que sería lo más probable) con una cierta sensación de seguridad.

Viene una banda de jóvenes de estas de moda, la amenazan, la niña saca la navaja… ¿Y ahora qué?

¿Nos hemos parado a pensar en las implicaciones que conlleva usar un arma blanca?

NO ME SAQUES SIN RAZÓN…

Lamentablemente parece que está en la mente de muchos el pensar que una navaja les puede sacar de un aprieto… sin usarla.

Pero sacar un arma a medias, es decir, para amenazar o disuadir, no solo destruye el factor sorpresa sino que conlleva el riesgo de provocar el efecto contrario en el agresor.

Sí, no siempre es así… hay casos en los que, tras una amenaza con arma blanca, la respuesta del “ciudadano” ha sido desenfundar su navaja y ponerse en guardia, cosa que ha hecho huir al criminal… Pero esto es porque vió determinación —o muerte— en los ojos del adversario.

Así que si no estás seguro de matar o morir… no la saques. Los sociópatas, y más aún los psicópatas, son increíblemente buenos leyendo el lenguaje corporal. Si ven dudas en tu semblante irán a por ti.

Nunca debes sacar un arma si no estás dispuesto a usarla hasta las últimas consecuencias… Y esto es sangre, mutilaciones, traumas psicológicos y muerte.

Nunca debes sacar un arma si no estás dispuesto a usarla hasta el final

Por lo tanto, y antes que nada, habría que hacerse esta pregunta: ¿Estamos realmente seguros de que somos capaces de hacer tanto daño a otro ser humano?

En realidad, las más de las veces, no lo sabemos hasta que estamos ahí… Pero si la respuesta es claramente no, por razones de orden moral o psicológico, no te pongas en peligro.

Y ten en cuenta de que ni siquiera hemos hablado de las implicaciones legales de llevar un arma blanca… y aún menos de usarla.

SER ARMA ANTES QUE EL ARMA

En realidad aquella madre no tiene la culpa de no pensar en estas cosas… vivimos en la época de lo emocional antes que lo racional… y la Defensa Personal es un mundo muy vasto, complicado y mal entendido… En parte por películas como Kill Bill.

Y a pesar de que no hablé de las consecuencias de usar un arma durante el curso, voy a asumir de que todos los que estaban ese día son adultos y han meditado al respecto… Y sino, pues es hora de hacerlo.

Pues puedes practicar armas blancas como un deporte, lo que implica conocer tu cuerpo, mejorar tu estructura, desarrollar la biomecánica, etc. Pero si lo que estás buscando es autoprotección, entonces debes saber que no es sólo algo «físico».

Como dije en el post anterior (clic aquí) no existe la mano vacía sin armas, ni las armas sin mano vacía. Un arma nunca funciona sola… y lo más importante no es la navaja sino la actitud de la persona que está detrás.

Lo más importante no es el arma sino la actitud de la persona que está detrás

Cuando tu eres un arma cualquier cosa en tus manos puede devenir un arma… Pero cuando no lo eres, cualquier arma en tus manos se convierte en un peligro para ti y para los demás.

Por otro lado, el primer paso para cualquier transformación es conocerse a sí mismo… Lo cual no es fácil, y el sistema actual lo ha hecho todo para que nunca estés a solas contigo mismo (Teléfono móvil, Redes Sociales, Netflix, etc.)

Pero si quieres conocerte más a ti mismo y descubrir de lo que eres capaz, te garantizo de que si empiezas a entrenar Combatives irás por el buen camino. Así que si eres de Madrid… ¿A qué estás esperando? Reserva ahora haciendo clic 👉 aquí 

*Nombre inventado

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