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¿Has sido domesticado?

Hace un par de semanas, después de un buen entreno, mis alumnos y yo nos encontrábamos en el vestuario, cuando de repente uno de mis alumnos más entregados me habló de un libro qué compró en su momento para aprender Defensa Personal callejera.

Mientras me iba contando que el autor era un Oficial de Corrección (el responsable de la vigilancia y la seguridad en las cárceles), mi cerebro empezó a dar señales de vida… ¡Rory Miller! -le dije-, Sí, ¡ese! -me contestó-. Y hubo esa especie de grata complicidad al saber que no eres el único que se interesa por estos temas.

Conocía al autor pues compré un libro titulado «Training for Sudden Violence», que consta de numerosos ejercicios de combate, y el cual es muy recomendable, especialmente si eres instructor de autodefensa, para el desarrollo de las habilidades combativas de los estudiantes.

-¿Pero lo tienes en físico? -pregunté-, , por supuesto. Ambos somos de la vieja escuela y preferimos lo real ante lo digital. Así que a la clase siguiente me llevó el texto, que he estado leyendo con mucha atención durante las últimas tres semanas.

ENFRENTANDO LA VIOLENCIA

El libro se titula «Facing Violence», y curiosamente, el autor no es precisamente lo que te figuras cuando piensas en un «Experto en seguridad carcelaria«... Lo imaginaría más bien preparando una barbacoa, cerveza en mano, con niños alrededor, que aplacando criminales en prisión.

Pero sí, a veces, las apariencias engañan… y sí, se pueden hacer las dos cosas… En cualquier caso, su experiencia en penitenciaría, como maestro de Artes Marciales o como sargento táctico, es invaluable. Sin contar que es un muy buen escritor lo cual no abunda precisamente en este tipo de textos.

El hecho es que, al nada más empezar, leí un capítulo titulado «ética». Básicamente habla de hasta dónde eres capaz de llegar, para protegerte a ti o a los tuyos, en una situación violenta. Pero no habla de barreras físicas sino mentales: ¿estás preparado a romper tu código ético?

CONDICIONAMIENTO SOCIAL

El capítulo empieza así:

«Agredir a alguien, infligir intencionalmente dolor […], está mal visto en general. Invadir el espacio ajeno es violar los tabús sociales que has ido absorbiendo desde la niñez. Casi todas las reglas para ser un «buen humano» se basan en no herir a los demás. La mayoría de estas normas están arraigadas de forma tan profunda que ni siquiera eres consciente de ellas»

Vuelve a leer el párrafo anterior. Imprégnate bien de lo que quiere decir. Hace un tiempo hablé de algo parecido (leer: ¿es malo ser bueno?), pero, en la Autoprotección, esto es incluso más importante que cualquier técnica, por lo tanto, trataré el tema más de una vez.

El problema que surge de estos condicionamientos tan asentados es que vas a tener sentimientos encontrados entre lo que sientes (tu sexto sentido) y lo que crees (moral, ética, etc.). Y de esta encrucijada pueden surgir dos fallos: La primera es que mientras intentes resolver esta ecuación, te quedes de piedra, y pierdas un tiempo precioso para reaccionar. Y la otra es que optes por seguir tu código moral y, en consecuencia, te conviertas en una víctima.

Tomar conciencia de tus límites morales es aún más importante que cualquier técnica de Defensa Personal

El señor Miller nos habla de un caso en el que una chica, por no cerrarle la puerta en la cara a un desconocido, cosa que pensó en hacer pero que consideró «muy ruda», terminó siendo asaltada y violada en su propia casa.

Luego recuerdo el caso de una señora mayor, que mientras andaba sola por la calle, divisó a lo lejos a un negro. Tuvo cierta «corazonada», pero no quiso cruzar la calle, ni cambiar de dirección, porque eso sería tener un prejuicio «racista», así que optó por no hacer nada. Terminó molida a patadas en el suelo y sin su cartera.

En ambos casos estas personas cayeron víctimas de su propia moral.

…O DOMESTICACIÓN?

Muchos de estos condicionamientos provienen de padres a hijos, de profesores a estudiantes. Tus padres lo han hecho simplemente porque creen que es lo correcto y jamás se han cuestionado siquiera sobre sus posibles repercusiones. Otros condicionamientos son más conscientes, y menos inocentes, como por ejemplo los que vienen del gobierno o de los medios oficiales de comunicación.

Lo importante es reconocer que todos estos comportamientos son antinaturales: Un animal salvaje jamás se pondría a meditar, si es moral o no, defender su vida. Una tribu jamás aceptaría un extraño de buenas a primeras, y un cavernario cogería un mazo y aplastaría una serpiente con sólo verla... Jamás se pararía a preguntarse si es venenosa o no.

Todos estos «prejuicios«en realidad existen para ayudarnos a sobrevivir. Pero no es el prejuicio en sí lo que cuenta, que más de uno, efectivamente, puede estar infundado… Lo que cuenta es escuchar a tu sexto sentido.

EL SEXTO SENTIDO

Cada vez que tomamos una decisión difícil, nuestro consciente intenta justificarla de alguna forma u otra. Esto no siempre es de lo más racional y muchas veces nos autoengañamos con explicaciones absurdasAquí el autor es claro: «Escucha siempre a tu sexto sentido («entrañas» en el original en inglés) antes de racionalizar […] Tu sexto sentido te conoce mucho mejor que jamás lo hará tu cerebro».

Ahora, el sexto sentido no se limita a prevenir la violencia. Muchas veces tendrás corazonadas al tomar una decisión importante, como podría ser confrontar a tu jefe, defender un punto de vista, vacunarte o no vacunarte.

Pero el sistema, esa cosa ambigua que no se sabe muy a quién designa, no quiere que escuches tu interior. Para ello te distraerá con cientos de estimulaciones diarias (el móvil para empezar), y si a pesar de ello, logras conectar con tus «entrañas», te hará sentir mal pues la decisión que has tomado no está bien vista socialmente…

El caso es que, jamás te debe importar lo que digan, o piensen, los demás. Sigue siempre tu intuición y no tengas miedo en tener prejuicios si algo te da mala espina, hazle caso. Considéralo una advertencia… Cruza la calle si quieres, cámbiate de asiento si quieres, o no te vacunes si no quieres (haz como Rambo).

Tu eres el dueño de tu destino y nadie debe decidir por ti. Eres soberano de tu cuerpo, y en este 2021, más que nunca, debes despertar tu instinto de superviviencia. Es hora de ser un animal salvaje otra vez.

Que la fuerza esté contigo.

Feliz año.

PD: Si este año quieres aprender a pelear, y sentir que eres un animal salvaje, prueba nuestra clase haciendo click aquí

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