Hace un par de meses estuve en un campo de instructores en Valencia. Acudió mucha gente, sobre todo instructores de Inglaterra que venían por primera vez. Como de costumbre, después de un largo día de entreno y de darnos un paseo por la playa, nos fuimos todos a descansar al apartamento.
El asunto es que, durante la noche, nos encontrábamos en el salón sentados alrededor de una estufa de gas (lo siento, no hay chimeneas en esta historia…) cuando de repente, empezaron a surgir conversaciones sumamente interesantes entre los presentes.
¿Qué Arte Marcial has practicado antes? ¿Por qué este método ahora? Fueron algunas de las preguntas que suscitaron esa noche entre los instructores. La última fue bastante curiosa ya que nosotros, que venimos de un amplio abanico de diferentes sistemas, dijimos todos sin excepción: “something was missing”, para los alérgicos al inglés: “hacía falta algo”.
Todos habíamos sido inconformistas, curiosos y de mentes abiertas. Fuimos hurgando entre Artes Marciales y Deportes de Contacto y no teníamos problemas en admitir que nos habíamos “equivocado” para volver a empezar de cero en otro sitio. La comodidad de estancarnos en la zona de confort no nos retenía.
La comodidad de quedarse en la zona de confort no nos retenía
Buscábamos la verdad y por eso estábamos ahí… Pero, no sería hasta más tarde, cuando uno de los ingleses hizo otra pregunta, que vendría lo interesante de aquella reunión. La pregunta fue: ¿Por qué habéis empezado en las Artes Marciales?
Hogar en pedazos
La sinceridad que hubo en las respuestas fue sorprendente… y la historia detrás de cada persona lo fue más aún… El instructor con el que mejor me llevo, contestó sin tapujos: – Mi padre solía darme palizas. Sentía una necesidad urgente de aprender a defenderme… Pero lo peor es que le daba palizas a mi madre también… Y yo quería impedirlo.
Aun se podía sentir dolor en la mirada del instructor de Defensa Personal.
– Luego tuve problemas en el cole. Me había convertido en un chico tímido y solitario. Y los demás siempre se burlaban de mí. Necesitaba hacer algo al respecto.
Era impresionante ver como esta persona se había superado a sí misma. Se había convertido literalmente en una máquina. Nunca nadie volvió a meterse con él.
Navajas en el cole
La segunda historia no resulta menos curiosa: – En el cole había un chico que me odiaba sin razón alguna. Siempre me estaba amenazando… Un día me esperó en un callejón que se encontraba cerca del instituto… Me empujó contra la pared y colocó una navaja en mi garganta. Quedé traumatizado por esto. Juré que le mataría… Aprendería Artes Marciales y luego volvería para matarlo.
Nos quedamos mudos ante semejante declaración… – No fue sino hasta años después que empecé a hacer Artes Marciales. Tenía miedo… Pero el recuerdo me atormentaba. No podía volver a suceder algo así.
– Finalmente un día, acumulé todo el valor posible y di el primer paso: pisé una escuela de Artes Marciales. A medida que fui avanzando, notaba como me iba calmando poco a poco… Y llegó el día que pensé que nunca llegaría: Había perdido la necesidad de vengarme.
Y ahí estaba el hombre. Ahora era un maestro de los más reconocidos de Inglaterra en no sé cuántas disciplinas.
Un medio hostíl
Y la última historia relevante en surgir aquella noche fue la siguiente: – Solía pelear regularmente en la calle. Tendría entre 20 y 25 años. No lo hacía porque quisiese jugar al chico malo… Más bien me tocó vivir en un medio complicado… Pero debo reconocer que tampoco hacía mucho por evitar las peleas… el Ego me dominaba.
– La última vez las cosas se tornaron en mi contra… Recuerdo que caí al suelo y luego fui golpeado casi hasta morir. ¿Qué falló? ¿Qué pude haber hecho estando en semejante desventaja? No podía dejar de hacerme estas preguntas… Necesitaba aprender la forma de salir de aquel desastre.
Luego volviste a pelear? – Nunca. Al menos no fuera del cuadrilátero – dijo con una sonrisa.
Mejorar tu vida
El hecho es que las Artes Marciales pueden, literalmente, cambiar tu vida. Pueden enseñarte valores. Tienen el poder, después de una práctica constante, de hacerte menos impulsivo, y menos agresivo, hacia los demás… De ejercer más control sobre ti mismo.
Otro de los más grandes beneficios que aportan es que mejoran la autoestima… Estarás más cómodo en cualquier situación, ya sea de peligro o haciendo algo desconocido. Descubrirás que puedes lograr lo que sea si estás dispuesto a hacerlo.
Descubrirás que puedes lograr lo que sea si estás dispuesto a hacerlo
Aprenderás a prestar atención y a concentrarte… A sentarte contigo mismo y ver donde están tus debilidades… A estar calmado y enfocado.
Mejorarás tus reflejos. Los estudios realizados han descubierto que las personas que hacen Artes Marciales no sólo mejoran sus reflejos en la práctica de las mismas sino también en su vida diaria.
Tendrás todos los beneficios del deporte (mejora del sistema cardiovascular, pérdida de peso, coordinación, balance, flexibilidad, fuerza, etc.) además que participar en una rutina regular de ejercicios mejora tu humor. Por lo tanto hacer Artes Marciales, o Defensa Personal, no sólo es beneficioso a nivel de tu seguridad, sino que además alivia el estrés.
Vencer el miedo
Porque la mayoría de la gente no se atreve a probarlas. La razón es que se sienten intimidados. Pero esto es una sensación normal en el ser humano: Todos tenemos miedo a lo desconocido.
Pero enfrentar nuestros miedos es nuestro mayor deber si realmente queremos acabar con ellos. Una vez que hayas dado el primer paso, el más importante, te sorprenderás al ver el buen rollo que se suele encontrar en las escuelas de Artes Marciales.
Cómo decía nuestro amigo Bruce Lee: “Las Artes Marciales son el autoconocimiento definitivo. El puñetazo o la patada no es para noquear a la persona que tienes delante, sino para noquear tu Ego, tus miedos y tus complejos.”
¿Y tú? ¿Qué más vas a esperar antes de dar el primer paso?
Hasta la próxima.
PD: Para dar el primer paso, ponte en contacto aquí y reserva tu clase de prueba.
Yes, they’re worth to learn. I remember that I started in a little taekwondo gym in my neighborhood when I was young with my closed friend..and that was just the very begining. I’ve tried different MM. AA. and they all have always given me something good, but I’ve always been very critic as well and I’ve being trying different things and when felt that something didn’t work, I’ve given them up with respect. What the above speechers said is so true, although I haven’t gone through their experience, in my case, I keep on practising them though my closed friend gave them up and that was a good choice.